martes, 25 de octubre de 2011

La soledad (Poema) Ricardo Arjona



Es una ingrata a la que se le va va agarrando el gusto con un alto riesgo de acabar enamorado de ella. Es un hotel que no es de nadie, una cama que es mia. Despertarme a las tres de la mañana y no saber donde esta el baño, la soledad soy yo...
Es la gota de agua en la llave del baño que dejaste prendida y no quieres apagar por no sentirte solo. Es como un suplicio ingenioso de la naturaleza que hace que nos encontremos con nosotros mismos para poder valorar a los demas. Es una espejo que no miente, son ese monton de sonidos que no escucha nadie pero que hace mucho ruido.
La soledad soy yo... en compañia del pasado. Es un beso que se desperdicia en la almohada, es ver la sombra y silueta de alquien que ya no esta, la soledad es una malvada insoportable y maravillosa que me gusta no se bien por que.
La soledad es entender por fin que no hay mejor compañia que la soledad. Es el velorio del dia en que se fue, es dejar de estar haciendo nada. De pararte. Vestirte. Abrir la puerta. Salir. Para seguir haciendo lo mismo.
La soledad, la compañera, la del miedo, la de los futuros inciertos, la del camino, la busqueda... La soledad.




martes, 4 de octubre de 2011

Despierta!!!




Toda tu vida ha transcurrido igual.
Hasta que un día sientes el viento corres a través
de ti como nunca antes lo habías sentido.
Abres los brazos, cierras los ojos, te sientes libre.
Has abierto tu alma.

Dejas a un lado las preocupaciones,
las cosas superficiales que has tenido hasta ahora
y te das cuenta de todo lo valioso que has vivido a lo largo del camino.

En ese momento escuchas el sonido del mar,
ves una hermosa puesta del sol,
sientes el aroma de las flores en primavera.
Aun con los ojos cerrados le das la vuelta al mundo
en un solo segundo porque eres libre como el viento.
Percibes todo lo que hay a tu alrededor.
A partir de este instante eres indestructible.
Todo está en tus manos.
A partir de ahora nunca volverás a ver el mundo como antes…
                                                                                                
                                                                                                       Eliana M. C


Love's To Blame- Joel & Luke



Llevo Tu Voz (Dentro de mi)...



Hermosa canción. Espero que la disfruten...

Being alone...

Habrá estrellas



Habrá estrellas sobre el lugar por siempre;
Aunque la casa que amamos y la calle que nos encantó se pierdan,
Cada vez que la tierra circula su órbita
En la noche en que se atraviesa el equinoccio de otoño,
Dos estrellas que sabíamos, posadas en el pico de la medianoche
Llegarán a su cenit; profunda será la quietud;
Habrá estrellas sobre el lugar por siempre,
Habrá estrellas por siempre, mientras nosotros dormimos.

Sara Teasdale (1884-1933)

Poema XX Pablo Neruda en la voz de Alex Ubago



Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". 
El viento de la noche gira en el cielo y canta. 
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. 


En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. 
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 
Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. 
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como pasto el rocío. 
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 
Como para acercarla mi mirada la busca. 
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. 
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. 
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. 
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. 
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, 
mi alma no se contenta con haberla perdido. 
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, 
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


Walking Around



Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
Navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.




Pablo Neruda